El destino

Sentirse abrumado por las circunstancias, por las costumbres, por los ritos devenidos en monotonía, por el tedio de la existencia. Encontrarse en un engranaje preestablecido y rapaz...sentirse prisioneros.

¿Quién no quisiera tener la posibilidad de escribir sobre una hoja en blanco, sin líneas ya trazadas, escogiendo los colores, dejando que la mano guíe nuestras ideas desordenadas?

El destino se puede asumir o negar, abrazar o rechazar, odiar o amar.

Vivir es también dejar una marca sobre nuestro camino, quizás ese camino ya está establecido en parte, pero somos responsables de nuestros actos, y son ellos a los que le debemos el destino que nos trazamos.

Avanzar, ir para atrás o detenerse.

¿En cuál dirección?

Creo que el destino es una montaña rusa, una acera en dos direcciones, un beso nunca dado, una palabra nunca pronunciada, una duda, una esperanza, un disparo en la oscuridad, un quizás, un jamás.

Cada individuo es el artífice de su propia suerte. Los fotógrafos tenemos mucho de eso, todo lo que hacemos es el resultado de como vivimos, de lo que somos, de lo que amamos y lo que odiamos.
Si somos mejores personas, seremos mejores fotógrafos.



                                                                                                              Venecia. 1997

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