Una día con Isabel Allende



Hace unos cuantos años, tuve la suerte de compartir todo un día con Isabel Allende en un viaje que hice a California, nos conocíamos desde que vivía en Caracas porque era una gran amiga de mis padres.

El viaje empezó desde Sausalito hasta los Valles de Napa, donde nos esperaban las mejores botellas de vino que me he bebido en mi vida. Mientras rodábamos narró lo que significó para ella escribir Paula, un libro nacido desde las entrañas. Corrían los días de una nueva película que estaba de moda en aquel entonces: Puentes de Madison, protagonizada por Clint Eastwood y Maryl Streep. Su critica fue muy clara: "está bien, pero demasiado melodrama, porque al fin y al cabo, ¿quién no se ha echado un buen polvo con un fotógrafo?"

Nunca olvidaré esa frase, porque yo soy fotógrafo...

He coincidido varias veces con esa película, mas allá del polvo, mas allá del melodrama, lo que atrapa de la película se reduce a la escena final, cuando Francesca no consigue el coraje para abrir la puerta del carro y huir; la manilla, esa maldita manilla sujetada por una mano que queda vencida ante el temor de lo desconocido...el clásico "what if".
  Cuantas veces nos ocurre que pensamos "que hubiese pasado si", en esencia nuestra vida se construye de decisiones (erradas o no) que vamos tomando en el tiempo. Isabel por ejemplo, escribió en una pequeña casa de Cumbres de Curumo "la casa de los espíritus" mientras vivía de su trabajo como columnista del diario El Nacional. Ese libro cambió su vida para siempre. ¿Y si no lo hubiese escrito?

El amor que dejamos, el odiado trabajo del que huimos un viernes desolado para no volver nunca mas, los cigarrillos que nos fumamos hasta enfermar, la botella que nos negamos a dejar por la mitad, el beso que dimos o que dejamos de dar, la noche con cuerpo de mujer que nunca llegó hasta el amanecer, la carrera equivocada en la Universidad, el jabón en la ducha que nos resbaló y nos mató, la vida que le quedamos debiendo a alguien.

La nostalgia es hermosa, pero sobretodo es inútil.

Vamos guardando recuerdos en una vieja caja: fotos sin foco, poemas ajenos, semillas que no se sembraron, libros apolillados, canciones que ya no escuchamos. Nuestras herencias mas preciadas...Francesca nunca se imaginó que Robert Kincaid no la pudo olvidar, hasta que recibió sus recuerdos conservados en nostalgia.

Al finalizar la tarde, Isabel me llevó a un bosque de Sequoias donde sembró las cenizas de Paula, luego me invitó a cenar en su casa, que no por casualidad se llama "La casa de los espíritus", me presentó a su esposo, un gringo buena gente...y fotógrafo.

Tarde en la noche me dejó en mi hotel. No nos volvimos a ver mas nunca, pero no olvidaré todo lo que me dejó ese día: los cuentos de Isabel, Los Valles de Napa, las botellas de vino, el bosque de Sequoias gigantes...Francesca y Robert.

Aquí dejo la escena a la cual hago mención, what if...






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